Mitos sobre el embarazo

¡Hola chupeteros! El día de hoy os mostraremos algunos de los mitos sobre el embarazo que la gente repite sin saber si realmente son ciertos o no acerca del embarazo.

La mayoría de ellos no tienen ningún fundamento científico, sino mitos populares sobre el embarazo desmentidos por la ciencia y que hay que erradicar de una vez.

Mitos sobre el Embarazo

Tienes que comer por dos.

La clave de una buena alimentación en el embarazo está en que sea sana y variada, y no en la cantidad que se ingiere. Lo importante es tomar alimentos ricos en nutrientes y vitaminas como ácido fólico, hierro, calcio y yodo; pero no en grasas. La dieta ha de ser variada a base de verduras, frutas, cereales, lácteos y legumbres, sin olvidar el aporte diario de proteínas de carne y pescado.

Durante el primer trimestre, no hay necesidad de añadir calorías extra. Es recién a partir del segundo trimestre cuando las necesidades de calorías aumentan entre 250 y 300 calorías por día. Por lo tanto, esto no significa excederse con la cantidad ni con os alimentos poco saludables.

El aumento de peso ideal durante el embarazo ronda entre los 9 y 12 kilos.

La forma de la barriga predice el sexo del bebé.

“La tripa en forma de pico indica que será niño, pero si es redonda, será niña”

Pero lo cierto es que ni la forma ni el tamaño de la barriga pueden predecir el sexo del bebé. La ansiedad por saber si será niño o niña nos hace creer cualquier cosa, pero esto no tienen ningún fundamento científico. Nada mejor que la ecografía para salir de dudas.

Tener relaciones sexuales es peligroso.

Una de las preocupaciones más extendidas sobre el sexo en el embarazo es creer que puede ser malo para el bebé. Se piensa erróneamente que ciertas posturas pueden hacerle daño, que el semen puede afectarle, o incluso que el niño puede sentir el coito como algo desagradable. Sin embargo, todas esas creencias no tienen fundamento.

Sin llegar más lejos, mantener relaciones sexuales es beneficioso para el bebé. El organismo de la madre libera endorfinas y la región pélvica recibe más sangre, provocando que el bebé experimente una sensación placentera dentro del útero.

El bebé está protegido dentro del útero y no sufre ningún daño. Siempre y cuando tu médico no lo desaconseje, no hay ningún problema.

Bañarse en el embarazo es peligroso.

La creencia de que al bañarse durante el embarazo, se puede exponer al bebé a posibles infecciones, es completamente incierto.

Si el cérvix (cuello del útero) está cerrado, como es lo habitual hasta que comienza la dilatación en el trabajo de parto, no puede entrar absolutamente nada. De igual manera, el riesgo de infecciones vaginales o urinarios en la mujer no aumenta al bañarse en la piscina, ya que está protegida por el tapón mucoso del cuello del útero y el pH vaginal.

Excepto indicación médica, no hay riesgo de tomas un baño (o varios) o meterse en la piscina estando embarazada.

En el caso del spa, se recomienda no pasar más de diez minutos en termas calientes y saunas, para evitar bajadas de tensión excesivas, pero su uso moderado si está permitido siempre y cuando el nivel de higiene del establecimiento o de la piscina esté asegurado.

Si no satisfaces un antojo, le saldrá una mancha al bebé.

Las manchas de nacimiento no tienen ninguna relación con los antojos de la madre. De hecho, aunque el 25 por ciento de las mujeres embarazadas afirma tener antojos y los consideran como una necesidad fisiológica, este deseo compulsivo por comer determinados alimentos no ha podido ser científicamente demostrado.

No te puedes teñir el pelo.

En este caso, se trata de un mito que hay que matizar, ya que los productos químicos que incluyen los tintes para teñir el cabello están controlados y no son tóxicos, sino que tendrían que darse concentraciones elevadísimas de algunos componentes para que sí lo fueran.

Además, los datos disponibles apuntan a que su uso durante el embarazo no perjudica al feto. No obstante, como medida de precaución es mejor no iniciarse con el tinte de pelo por primera vez estando embarazada o esperar a pasar el primer trimestre (semana 12) del embarazo para hacerlo si es una práctica habitual.

No puedes comer pescado.

El pescado es un alimento muy saludable para las embarazadas, es una fuente natural de yodo, vitaminas, proteínas y ácidos grasos como el Omega-3, indispensables para la salud de la madre y el bebé. Y recomendable consumirlas de tres a cuatro veces por semana.

Lo que sí hay que tener en cuenta, son las especies con alto contenido en mercurio, como puede ser el pex espada/emperador, atún rojo, tiburón y lucio.

No puedes vacunarte.

Algunas vacunas deben evitarse, pero no todas. La vacuna de la gripe o de la tos ferina se recomiendan a todas las embarazadas, ya que son enfermedades a las que las embarazadas son especialmente vulnerables.

Las vacunas indicadas en el embarazo no afectan al desarrollo del bebé y previenen complicaciones graves. También es importante vacunarse si se va a viajar a zonas de riesgo con enfermedades endémicas, y no se puede evitar el viaje.

Las vacunas no indicadas en este periodo son las de virus vivos. Si se planifica el embarazo, ha de hacerse teniendo en cuenta el estado de inmunización de la futura madre, y en el caso de que le falte alguna de las vacunas, como rubeola, hepatitis B o varicela, puede administrárselas antes de quedarse embarazada.

No puedes viajar en avión.

También se dice que al viajar en avión estando embarazada puedes exponer al futuro bebé a las radiaciones que se generan dentro de éste. Las radiaciones son prácticamente inexistentes y no hay necesidad de privarse de tomar un avión para viajar.

Sin embargo, durante el tercer trimestre hay algunas compañías que ponen restricciones para viajar a partir de las 32 semanas de gestación.

Debes saber que hacia el final del embarazo es preferible evitar viajes largos y cansados. Está demostrado además que un vuelo puede desencadenar un parto cuando la gestación supera las 37 semanas. No es demasiado frecuente, pero se conocen casos de partos producidos en pleno vuelo.

Las comidas picantes pueden provocar le parto.

En ocasiones, la impaciencia por conocer al bebé o el hecho de que el momento de dar a luz se retrase hacen que la madre esté deseosa de ayudar a que esa espera se acorte.

En esos casos, hay quién dice que las comidas picantes sirven como acicate, pero no existen indicios que avalen estas tesis. Además, la ingesta de alimentos demasiado picantes puede provocar molestias digestivas innecesarias.

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