Cólicos bebés

¡Hola chupeteros! Hoy vamos a hablar sobre los cólicos de los bebés y cómo por la desesperación de los padres por aliviar las molestias de su retoño con los cólicos pueden llevarlos a “recurrir a la ayuda de masajes”.

Los cólicos del lactante crean gran alarma y preocupación en los padres, que pueden recurrir a terapeutas que se dedican al masaje con resultado que pueden resultar perjudiciales para el bebé, si no se trata de profesionales especializados en pediatría.

Pero antes de daros unos consejos sobre cómo aliviar los cólicos de tu bebé, debemos saber porqué se producen y cuándo se producen.

La edad habitual en que comienzan estos cólicos es a las dos semanas de vida y se puede prolongar hasta los tres o cuatro meses de vida”, explica Iván Carabaño, pediatra y editor de la Revista de Pediatría de Atención Primaria y profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid
En cuanto a porqué se producen, no existe una causa clara ni tampoco una evidencia médica que demuestre la relación del cólico con una dolencia física o un malestar del intestino o estómago.

Algunas de las teorías respecto a la producción de los cólico, según las Asociaciones de Pediatría son:

  • Causas psicológicas o sociales. El cólico del lactante podría deberse a una excesiva estimulación del bebé, cambios constantes en la rutina diaria del lactante, mala interpretación de la conducta de los niños por parte de los padres a la cual responden con una exageración a su llanto. Y por otra parte, el bebé puede tener una hipersensibilidad a ciertos estímulos.
  • Causas gastrointestinales. Como pueden ser los reflujos gasoesfágicos, inmadurez propia del aparato digestivo del bebé, estreñimiento o alteraciones de la flora intestinal, podrían ser los causantes de los llantos, aunque como aclara la Asociación Española de Pediatría, no padecerían un auténtico cólico, sino un proceso que se confunde con él.
  • Causas dietéticas. Existen pocas diferencias entre el tipo de lactancia que siga el bebé, aunque sí que está comprobado con la leche materna, los cólicos son algo menos frecuentes, ya que la alergia a las proteínas de la leche de vaca puede ser un desencadenante en algunos casos.
  • Inmadurez neurológica. En esta etapa, el lactante tiene que adaptarse al ritmo de sueño-vigilia y, sobretodo, a un ritmo de actividad en la vigilia, por lo tanto, necesita tiempo para terminar su proceso de autorregulación.

De la misma que no se sabe exactamente porqué se producen, tampoco podemos creernos aquellos remedios milagrosos para aliviar el dolor del bebé.

En cuanto a los masajes, es importante recalcar que se debe acudir a una persona capacitada para hacerlos y no a un quiropráctico o un masajista aficionado. Ya que los masajes sí que están comprobados científicamente que pueden generar bienestar en el bebé y conseguir que esté más tranquilo, pero no hay evidencia que indiquen otro tipo de beneficios.

Cuando tocas, acaricias y abrazas al bebé, sus endorfinas aumentan porque “el contacto piel con piel favorece su bienestar”. Por eso, hay pediatras que aconsejan a las familias dar masajes suaves sobre la tripa del niño, con leves presiones en el sentido de las agujas del reloj, lo que, además favorece la evacuación de heces y gases. Este tipo de masajes no van a conseguir que el problema desaparezca, pero sí puede generar una dinámica familiar agradable.

Acudir a un especialista en masajes puede ayudar a paliar y, en algunos casos, a eliminar los síntomas de acompañan al cólico del lactante. No obstante, si no se tratan en el especialista de terapia manual, normalmente los síntomas de cólico del lactante desaparecen por sí solos alrededor de los tres o cuatro mese de edad, aunque podrían quedar fijadas ciertas tensiones o bloqueos asociados a estos cólicos.

Si se decide acudir a un fisioterapeuta que ayude a aliviar los cólicos del lactante, conviene “informarse de la profesionalidad del especialista al que se acude. En estos casos, se debe tener una formación específica sobre tratamiento de cólicos en lactantes o en pediatría, ya que la manipulación en bebés es diferente a la de adultos, ya que ciertos tejidos son más sensibles y débiles.

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Un chupete para mi bebé